Con la autorización de Editorial
Health Education Publications y de su autora Dra. Laura Suchil en www.lasalud.com.mx nos
permitimos reproducir un pequeño fragmento del libro %u201CCáncer y Estilo de Vida%u201D,
guía práctica sobre el estilo de vida especialmente pensado para individuos que
tuvieron cáncer o están en tratamiento.
Los
mecanismos de cómo el estilo de vida influye en el cáncer
Evidencias
Aunque más investigaciones
sobre el estilo de vida siguen siendo necesarias, se han realizado varios
estudios excelentes que describen algunos de los mecanismos subyacentes que
muestran que el estilo de vida puede modificar la evolución del cáncer, unos
cuantos trabajos publicados que cumplen con criterios científicos y son
generalmente aprobados por la comunidad internacional de oncología se resumen
en este capítulo. La mayor parte son estudios de cáncer de mama aunque algunos
se refieren a otros tipos de cáncer y describen como algunos cambios en el
estilo de vida pueden ser pertinentes. La evidencia es importante para
garantizar que la asesoría a las partes implicadas sea precisa, de otra manera,
se corre el riesgo de que usted esté mal informado, pudiendo hacer las cosas
mal o, peor aún, hacerse daño a sí mismo.
Evidencia:
La dieta y el riesgo de recaída del cáncer
EL primer factor a
considerar en el estilo de vida es la relación entre lo que se come y la
supervivencia al cáncer. Sin embargo, comprender el cómo y qué factores
dietéticos interactúan en el desarrollo del cáncer es complicado. Es
especialmente delicado, dar consejos sin bases científicas, ya que los
pacientes suelen seguir una serie de consejos algunos saludables y otros no tan
saludables. El estilo de vida, el ejercicio, dejar de fumar; bajar de peso,
cambios en el consumo de grasa, los suplementos e, incluso, analgésicos, son
factores que de una forma u otra y en mayor o menor grado, pueden influir en el
desarrollo del cáncer, por sí mismos o por la combinación de varios factores,
En este capítulo se desglosan los distintos aspectos del estilo de vida y se
describen las teorías aceptadas de cómo cada uno de estos podría ayudarle a
luchar contra el cáncer, disminuir el crecimiento rápido o recurrencias después
del tratamiento inicial.
El estudio más grande
relacionado con la calidad de la dieta después de un diagnóstico de cáncer se
llama Nurse%u2019s: un año después del tratamiento, pacientes con cáncer de mama
contestaron un cuestionario sobre su dieta. Las mujeres se dividieron en dos
grupos, en uno se agruparon aquellas mujeres que indicaron que habían comido lo
que el profesor Kroenke ha descrito como una dieta prudente (alto contenido de
frutas, vegetales y fibra y baja en grasas y sal). El otro grupo fue de mujeres
con una dieta clásica de Estados Unidos, (alta en grasas, con bajo contenido en
fibra, frutas y vegetales). Los resultados confirmaron que el tipo de
alimentación influía considerablemente en sus posibilidades de estar vivas años
más tarde. Esta diferencia fue mayor cuando se consideraron además las muertes
por cáncer de mama, las defunciones por enfermedades del corazón, derrames
cerebrales, otros tipos de cáncer, complicaciones por diabetes y otros problemas
crónicos. Al evaluar los datos estadísticamente, no se encontraron diferencias
significativas, por lo que los resultados no son concluyentes. Sin embargo, al
analizar las diferencias en la supervivencia en las pacientes con enfermedad
avanzada (con metástasis en los ganglios), ésta fue mejor en las mujeres con
una dieta saludable.
Evidencia:
Las carnes rojas
La ingestión de carne roja
en exceso estimula la formación de una sustancia cancerígena nociva llamada
compuestos N-nitrosos. Éstos se forman en el intestino y posteriormente se
absorben y pasan a la circulación. El mecanismo por el que se produce el
compuesto N-nitroso, es a través de un proceso llamado N-nitrosificación. Este
mecanismo es activado por la presencia de componentes insolubles de hierro en
los glóbulos rojos e la carne.
Cuando la gente cambia de
una dieta vegetariana a una dieta rica en carnes rojas, existe un repunte en
los compuestos N-nitrosos. Las pruebas de laboratorio han demostrado que los
compuestos N-nitrosos pueden causar mutaciones del ADN. Que a su vez pudieran
iniciar la transformación de las células normales al cáncer. Este tipo de
mutaciones son similares a las que se encuentran en pacientes con tumores del
estómago y el colon.
En un ensayo clínico que se
llevó a cabo en Reino Unido, se estudiaron veinticinco mil personas residentes
de Norfolk (EPIC). Los resultados mostraron que los individuos con un consumo
mayor de carnes rojas presentaban un importante aumento en la incidencia de
cáncer de colon. Un análisis posterior en este grupo de pacientes demostró que
el consumo simultáneo de fibra modificaba el riesgo de cáncer. Los comedores de
carne que incluían fibra en su dieta, tuvieron sólo un moderado aumento en el
riesgo, en contraste, individuos con alto consumo de carne roja y baja ingesta
de fibra, tuvieron un riesgo mayor de desarrollar cáncer de colon.
Evidencia:
La Fibra
La Fibra protege contra el
cáncer de colon debido a que se combina con los alimentos y los ácidos biliares
que son potencialmente perjudiciales. Como consecuencia, se disminuye el tiempo
de tránsito de la mayor parte de la materia que pasa a través del intestino, y
se reduce el tiempo en que el colon entra en contacto con agentes carcinógenos
derivados de la dieta, incluyendo los compuestos N-nitrosos producidos por el
consumo de carnes rojas.
Aunque ahora es claro que
el consumo de fibra protege contra el cáncer, no siempre se ha pensado esto. La
confusión sobre el papel protector de la fibra dietética se generó por los
resultados obtenidos en tres ensayos clínicos reportados en el año 2000. Los
autores de estos trabajos no encontraron una asociación significativa entre la
ingesta de fibra y el riesgo de desarrollar pólipos o cáncer, después de la
resección de los pólipos%u2026