La relación entre lactancia y fertilidad hizo que un grupo de investigadores en el campo de la salud definieran “el efecto máximo de la lactancia como anticonceptivo natural se consigue en las mujeres cuando ésta es completamente exclusiva y no presentan sangrado menstrual. Cuando cumplen estas dos condiciones la lactancia proporciona cerca del 98 por ciento de protección contra un nuevo embarazo en los 3 primeros meses postparto%u201D.
La Lactancia materna exclusiva significa que todo el estímulo de succión del bebé será dirigido hacia la mamá. Sólo las mujeres que amamantan en forma exclusiva, incluyendo la noche, tienen una protección anticonceptiva durante los primeros meses.
Se recomienda dejar pasar al menos 40 días posteriores al alumbramiento para iniciar de nuevo con las relaciones sexuales. Sin embargo, no existe periodo o tiempo exacto, incluso para decir que la mujer está completamente ¨recuperada¨. El mejor momento para reiniciar la vida sexual, como cualquier otra actividad cotidiana, será cuando la madre se sienta en las condiciones físicas y emocionales igual que su pareja; tomando en cuenta la opinión de su médico tratante.
Inmediatamente después del nacimiento del bebé y durante los próximos 40 días, independientemente si fue parto vaginal o cesárea, el aparato reproductivo de la mujer empezará un proceso de involución en donde el útero, la acumulación de peso y las hormonas que incrementan durante el embarazo comenzarán a regresar a su estado y nivel normal. En esta etapa no todo es involución, también generará un nuevo proceso que es la lactancia.
La lactancia es una elección personal y está influida fuertemente por costumbres, circunstancias sociales y económicas. La lactancia materna protege al bebé de infecciones al ser una fuente de inmunoglobulinas; modificando también favorablemente la flora del tracto gastro intestinal del niño; aporta nutrientes, contribuye al vínculo entre madre e hijo. A la madre brinda cierta protección contra el cáncer de mama y proporciona anticoncepción.
La efectividad anticonceptiva de la lactancia depende del nivel de nutrición de la madre. Y la frecuencia e intensidad de la succión (por lo menos 8 veces al día).
Prolactina y oxitocina
Durante la lactancia existen dos hormonas que son fundamentales para que se lleve a cabo este mecanismo. La primera es la prolactina, su función principal es la de la producción de la leche y la estimulación del crecimiento mamario. La segunda es la oxitocina, la cual provocará la expulsión de la leche a través de la glándula mamaria al momento de la succión.
El mantenimiento de la leche depende tanto de la prolactina que mantiene la secreción de caseína, ácidos grasos, lactosa y el volumen de la secreción; mientras que la oxitocina contrae las células mioepiteliales y vacía a la luz de los conductos lácteos aumentando aún más la producción de leche y el relleno alveolar.
Los niveles de prolactina aumentan en respuesta al estímulo repetido de la succión del bebé. Con una frecuencia e intensidad suficiente (8 a 10 veces al día en promedio, con una duración total al día de 65 minutos) los niveles de prolactina se mantendrán elevados. Bajo esas condiciones la prolactina inhibe la ovulación en forma natural; por tanto, existe una baja probabilidad de embarazo.
Por esa razón, el ovario no secreta estrógenos, los cuales inhibirían la producción de leche. Además, es frecuente que las madres que lacten refieran resequedad vaginal y dolor durante las relaciones sexuales. Para esos casos, utilizar lubricantes vaginales con base en agua hasta que se recupere la función ovárica, y por tanto, la producción de estrógenos.
Lactancia y anticoncepción
La ovulación después del parto puede presentarse en diferentes momentos. Así, las mujeres sin lactancia tardarán en promedio 45 días postparto o postcesárea para reiniciar su ovulación. En las mujeres con lactancia se ha observado que en ausencia de sangrado menstrual y con lactancia materna exclusiva el 100 por ciento no ovulará (sin ningún otro suplemento para el bebé como agua, té, fórmula láctea). Tendrá protección anticonceptiva al menos durante tres meses con las condiciones antes mencionadas.
Dado los peligros que existen con una segunda gestación muy corta, la mayoría de las mujeres necesita de una anticoncepción adicional durante la lactancia. Esto no significa que no deba animarse la madre a tener una lactancia materna exclusiva.
Sugerimos que en presencia de una lactancia completa, se debe comenzar a utilizar un método anticonceptivo al término de la cuarentena. Con una lactancia parcial o sin lactancia debe usar un método anticonceptivo durante la tercera semana del puerperio.
%u2022 Entre las opciones anticonceptivas que existen para pacientes en periodo de lactancia considerados como informales están la abstinencia periódica y/o el uso de métodos de barrera (espermicidas, espumas, preservativo), los cuales poseen una alta tasa de fracaso; por lo tanto, falla en la anticoncepción.
%u2022 Las opciones que existen de anticoncepción formal en este periodo son hormonales orales con una sola hormona (por ejemplo con desogestrel), implante anticonceptivo y el dispositivo intrauterino. Los anteriores brindan una protección efectiva y segura durante el período de lactancia y hasta que la paciente decida embarazarse de nuevo.
El empleo de pastillas anticonceptivas es seguro durante la lactancia siempre y cuando sea un anticonceptivo que contenga, única y exclusivamente, algún derivado natural o sintético de la progesterona. Por ejemplo el desogestrel que es una progestina de tercera generación, además de proporcionar una adecuada protección anticonceptiva; puede proteger contra la descalcificación materna asociada a la lactancia dándole una ventaja adicional.
Si el estilo de vida de la mujer y/o preferencia o comodidad la hacen decidir por un método de aplicación, existe el implante anticonceptivo que brinda una protección segura y efectiva durante tres años y, puede colocarse después de la tercera semana del puerperio.
El empleo de pastillas anticonceptivas combinadas, esto es que contengan estrógeno y progestina, no se aconseja porque disminuyen la cantidad y la calidad de la lactancia. También preocupa el riesgo potencial de transmitir hormonas anticonceptivas al bebé; sin embargo, hasta ahora no se han identificado efectos adversos en caso de que esto ocurra.
El dispositivo intrauterino también es una opción para aquellas mujeres que así lo decidan brindando una protección por 5 años, teniendo en cuenta que deberá ser revisado 30 días después de su colocación para evitar que haya sido expulsado por el útero.
Ninguno de los métodos antes mencionados se ve alterado por el tipo de nacimiento, ya sea por parto vaginal o cesárea, número de hijos previos o enfermedades maternas preexistentes.
Información clara y actual
Hablar con la paciente y tomarse el tiempo necesario para explicarle esta información es un componente importante de un buen médico. Estamos en la era en que la mujer escoge la opción después de haberse informado debidamente. Hay que proporcionar la educación necesaria para que pueda realizar la elección correcta.
La actitud del médico ejerce una influencia vital sobre el mensaje que la paciente recibe. En los años setentas, se abordaba a las pacientes haciendo énfasis sobre los riesgos de los anticonceptivos. En el nuevo siglo, el abordaje debe ser diferente, remarcando los beneficios y la gran seguridad que proporciona una anticoncepción apropiada.
Dr. Radames Rivas López. Médico cirujano egresado de la UNAM con la especialidad en Ginecología y Obstetricia y, subespecialidad en Biología de la Reproducción. Miembro del Colegio Mexicano de Ginecoobstetricia, Asociación Mexicana de Medicina de la Reproducción y Sociedad Europea de Reproducción y Embriología. Actualmente, es Médico Adscrito al Servicio de Reproducción Asistida del Hospital Ángeles del Pedregal.
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