México D. F.- El Journal of Clinical Oncology publicó recientemente una investigación en la que los doctores Mark Ratain y Ezra Cohen, de la Universidad de Chicago, plantean la necesidad de investigar más acerca de las interacciones entre los medicamentos oncológicos y los alimentos, toda vez que lograron comprobar que ciertos alimentos pueden influir en la absorción de los fármacos.
De acuerdo con los investigadores, existe la posibilidad de que si algunas medicinas se administran con el estómago lleno y no en ayunas (como se recomienda en muchos casos), la dosis de las mismas podría reducirse. Esto podría minimizar también los efectos secundarios.
Ratain y Cohen estudiaron el caso del fármaco lapatinib, indicado en el tratamiento para el cáncer de mama), cuyas indicaciones dicen que debe tomarse una hora antes de las comidas. No obstante, los investigadores encontraron que cuando el medicamento se administró junto con los alimentos, la cantidad del mismo que llegó a la sangre aumentó un 167 por ciento. En el caso del consumo de alimentos grasos, el índice se elevó hasta un 325 por ciento.
Haciendo cálculos, los científicos llegaron a la conclusión de que bastaría un 40 por ciento de la dosis normal del fármaco para obtener el mismo efecto, lo que implicaría un importante ahorro económico para los pacientes, y este no sería el único beneficio.
Los autores del estudio recordaron que uno de los principales efectos secundarios del lapatinib es la diarrea (causada probablemente por la cantidad de fármaco que no se absorbe por el organismo). Pero si el fármaco se tomara con las comidas, podría reducirse la dosis, por lo que es más que probable que este tipo de molestias disminuyera.
Según los cálculos de los expertos estadounidenses %u201Cuna pastilla de 250 miligramos de lapatinib, combinada con una dieta rica en grasas y acompañada de un vaso de jugo de toronja equivaldría a cinco píldoras de la misma dosis en un estómago vacío%u201D.