Los desafíos de la atención del cáncer de mama en México durante las reformas de salud y COVID-19

Por: Cynthia Villarreal-Garza, Alejandro Aranda-Gutiérrez, Ana S. Ferrigno, Ana Platas, Isabelle Aloi-Timeus, Fernanda Mesa-Chávez, Adela Ayensa-Alonso.

Oncologia.mx.- El reciente brote de coronavirus 2, síndrome respiratorio agudo severo, ha supuesto una tensión sin precedentes en los sistemas de atención de la salud en todo el mundo. El brote no solo ha abrumado a los centros de atención médica debido a la gran cantidad de pacientes infectados, sino que también ha obligado a los médicos a priorizar el tratamiento de afecciones que amenazan la vida de forma inmediata sobre las no urgentes para optimizar los recursos y mitigar la propagación de COVID-19. El estrés impuesto por la pandemia actual ha expuesto las vulnerabilidades de los sistemas de salud en todo el mundo y ha sido particularmente desafiante en entornos de recursos limitados. En el caso de México, en 2020 se confirmaron más de 1 410 000 casos de COVID-19, con cerca de 99 muertes registradas por cada 100 000 habitantes y una tasa de letalidad de 8,8%.

La pandemia de COVID-19 llegó a México durante una época de profunda reestructuración de la atención médica. Después de una histórica elección presidencial en julio de 2018, la nueva administración inició un movimiento conocido como la Cuarta Transformación, o cuarta transformación del país (la independencia nacional primero fue en 1821, el segundo era un movimiento de reforma que culminó en 1861 , y el tercero fue la revolución de 1917). En consecuencia, se han implementado diversas acciones y reformas para lograr un amplio cambio político, económico y social en el país. En particular, uno de los componentes centrales de esta transformación nacional es una reforma de salud que se enfoca en lograr una cobertura de salud verdaderamente universal. Específicamente, los objetivos de esta nueva política de salud son garantizar que el sector de la población no asegurado tenga acceso a la atención médica gratuita, incluidos los servicios de atención primaria, ingreso a hospitales, pruebas clínicas y medicamentos incluidos en el Compendio Nacional de Insumos de Salud; incrementar la eficiencia, efectividad y calidad del sistema nacional de salud; incrementar los recursos humanos y de infraestructura a disposición de las instituciones que integran el sistema nacional de salud, con especial énfasis en las poblaciones altamente marginadas; garantizar la efectividad de las estrategias, programas y acciones de salud pública que faciliten la promoción de la salud y la prevención de enfermedades; y mejorar la protección de la salud a nivel nacional bajo un enfoque integral que prioriza la prevención de enfermedades y la implementación de intervenciones oportunas.

Tras el anuncio de estos objetivos de salud (a alcanzar en 2024), se llevaron a cabo una serie de acciones con el objetivo de mejorar la atención sanitaria nacional. Por ejemplo, se inició una reestructuración de los mecanismos relacionados con la producción, costo y suministro de medicamentos para desmonopolizar la industria farmacéutica, erradicar las actividades corruptas y reducir costos. Sin embargo, se produjeron algunas consecuencias no deseadas a corto plazo, incluida una escasez nacional de algunos fármacos antineoplásicos esenciales (como doxorrubicina, ciclofosfamida y paclitaxel) y antirretrovirales. Esta escasez dejó temporalmente a muchos en todo el país sin acceso a sus tratamientos prescritos, lo que a su vez desató una serie de protestas en marzo de 2020, lideradas por pacientes y sus familias.

En lo que es quizás el componente más ambicioso de la reforma de salud, el plan de seguro de salud pública Seguro Popular, de 17 años de antigüedad, fue reemplazado por un nuevo esquema conocido como Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI). Por contexto, el sistema de salud de México está fragmentado en múltiples planes de seguro, incluido el Seguro Popular (reemplazado por INSABI en enero de 2020), el Instituto Mexicano del Seguro Social (para trabajadores del sector formal), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (para trabajadores del gobierno) y el sector privado. Seguro Popular estaba destinado a todos aquellos que no estaban afiliados a ningún otro plan de seguro, incluidas personas de comunidades marginadas, trabajadores del sector informal y autónomos. Aunque el Seguro Popular extendió el seguro de salud a aproximadamente 50 millones de mexicanos que anteriormente estaban en riesgo de empobrecer el gasto en salud, no estuvo exento de deficiencias . Por ejemplo, los importantes gastos de bolsillo de los pacientes, los elevados costos administrativos y la calidad desigual de la atención siguieron siendo preocupaciones importantes muchos años después de la introducción de este plan. También hubo varios informes sobre la explotación ocasional del Seguro Popular para desviar recursos federales. Así, en noviembre de 2019, la Cámara de Diputados aprobó una reforma para reemplazar el Seguro Popular con INSABI, con el objetivo de brindar una mejor atención de salud a la población no asegurada a través de un sistema más eficiente. Sin embargo, algunos dentro del Senado afirmaron que las reglas operativas de INSABI no estaban claras y varios estados se negaron a aceptar este nuevo sistema de salud, en lugar de firmar un acuerdo de no adhesión. En los estados que aceptaron INSABI, se llevó a cabo una reestructuración de los fondos federales para los establecimientos de salud. Por lo tanto, algunas instituciones privadas que anteriormente ofrecían atención a través del Seguro Popular tuvieron que derivar a los pacientes a centros autorizados por el gobierno, muchos de los cuales enfrentan riesgos de sobresaturación. Todas estas acciones han resultado en una transición compleja y desigual desde Seguro Popular al INSABI en todo el país, y muchos pacientes tienen dificultades para mantener el acceso a la atención médica y la continuidad de la atención.

La llegada de la pandemia de COVID-19 durante la implementación de las acciones y reformas mencionadas ha tenido un impacto sin precedentes en los pacientes a nivel nacional. Una de las poblaciones más afectadas ha sido la de pacientes con cáncer, ya que a muchos se les ha retrasado, acortado o modificado su tratamiento. Esta situación ha sido especialmente preocupante para las pacientes con cáncer de mama, ya que constituyen la mayor proporción de pacientes oncológicos del país y también lideran sus estadísticas de mortalidad por cáncer. Además, las pacientes con cáncer de mama en México son diagnosticadas en su mayoría en estadios avanzados, lo que hace que su tratamiento oportuno y continuo sea un tema aún más urgente.

En respuesta a esta situación, muchas pacientes con cáncer de mama comenzaron a acercarse a varias asociaciones para expresar sus preocupaciones y expresar públicamente las barreras que enfrentan para continuar con sus tratamientos. Dos organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas a mejorar la atención del cáncer de mama en México se encontraban entre las que se contactaba con frecuencia. Por lo tanto, se inició una colaboración para proporcionar a estas pacientes un canal de comunicación para documentar sus preocupaciones, con el objetivo final de proporcionar evidencia a los responsables de las políticas de salud sobre los obstáculos actuales para la atención adecuada del cáncer de mama. Se creó un cuestionario en línea para explorar las percepciones y experiencias de los pacientes sobre el acceso actual a los tratamientos en el sistema de salud mexicano. La encuesta fue desarrollada por un equipo de médicos oncólogos, un psicooncólogo, un investigador clínico, un portavoz de relaciones públicas, así como por los líderes de ambas ONG.

Se registraron un total de 142 respuestas de mayo a agosto de 2020, la mayoría provenientes de las tres ciudades más grandes de México. Una proporción considerable de las encuestadas tenía cáncer de mama avanzado (estadio clínico III o IV), un subtipo agresivo (HER2 positivo o triple negativo) o ambos, 105 (74%) de 142 pacientes informaron estar afiliados al Seguro Popular o INSABI. A través del cuestionario, 118 (83%) de las encuestadas informaron que sus tratamientos contra el cáncer de mama se habían interrumpido o modificado en algún momento del último año (13 [9%] en el último trimestre de 2019, 32 [23%] en el primer trimestre de 2020, 54 [38%] en el segundo trimestre de 2020 y 19 [13%] no especificaron el momento), mientras que nueve (6%) informaron no poder iniciar ninguna forma de tratamiento. Las razones citadas con más frecuencia para estos dos escenarios fueron el reemplazo del Seguro Popular con INSABI (76 [60%] de 127), la pandemia COVID-19 (52 [41%]) y la escasez nacional de fármacos antineoplásicos (44 [35%]). Solo 50 (39%) de 127 encuestadas con tratamientos suspendidos o no iniciados respondieron que finalmente pudieron reanudarlos o comenzarlos. El tiempo medio desde la suspensión del tratamiento hasta el reinicio fue de 60 días (IQR 37-76). De manera similar, la mediana de tiempo transcurrido entre la suspensión del tratamiento y la finalización del cuestionario en las pacientes que aún no habían reanudado el tratamiento fue de 60 días (IQR 30-115). Además, 98 (69%) de 142 encuestadas informaron que, entre octubre de 2019 y agosto de 2020, habían realizado un pago directo por los regímenes de tratamiento que anteriormente estaban cubiertos por su seguro médico.

Los hallazgos de este estudio indican que el tratamiento de pacientes con cáncer de mama en México se ha visto afectado negativamente por la contingencia concurrente del COVID-19 y el proceso de adaptación a las nuevas políticas de salud. Ahora, más que nunca, instamos a los responsables de la formulación de políticas a que coloquen la atención al paciente en la cima de sus prioridades. En México ya se han logrado importantes avances en relación con el cáncer de mama y aún queda mucho por lograr. Sin embargo, corremos el riesgo de perder lo que se ha logrado si dejamos que la atención al paciente sufra durante estos tiempos de lucha global.

Acerca Redacción

Equipo de redacción de la red de Mundodehoy.com, LaSalud.mx y Oncologia.mx

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