El mundo está pintado de rosa, el cáncer más común en mujeres en el mundo es el de mama, de ahí que sea de vital importancia estudiarlo y tomarlo en serio”, señaló la Dra. Gabriela Torres Mejía, investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública.
En México en el año 2020, murieron 7 mil 821 mujeres por esta enfermedad, esto corresponde aproximadamente 1 muerte cada hora en nuestro país, indicó que la tasa de incidencia a nivel mundial es de 47.8 por cada 100 mil mujeres, nuestro país se ubica por debajo del promedio internacional con el 40.5; misma situación en la tasa de mortalidad que
se ubica a nivel mundial en el 13.6% y en México en el 10.6 por 100 mil habitantes.
Lo que sí es un hecho es que la tasa de incidencia de la enfermedad incrementa con la edad, problemática que se acentúa con la transición demográfica que se vive en el mundo, así como estilos de vida pocos saludables y de seguir esta dinámica en América Latina, para el año 2040, los casos van incrementar en un 49%.
La también Directora del Área de Investigación en Enfermedades Cardiovasculares, Diabetes y Cáncer, refirió que para reducir la carga de la enfermedad se plantean una serie de aspectos como: promoción de la salud, prevención, detección y diagnóstico oportuno, tratamiento adecuado, calidad de la atención, control, vigilancia epidemiológica, tamizaje efectivo y evitar intervenciones innecesarias cuando las lesiones son benignas.
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En cuanto al programa de detección organizada que implican acciones desde tamizaje a la población en riesgo, control y seguimiento de casos, la investigadora consideró que en México este programa es “oportunista”, ya que si bien hay esfuerzos para detectar los casos, no los hay con la organización que se requiere.
Refirió que en nuestro país se cuenta con la Norma Oficial Mexicana para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama (NOM-041-SSQ2-2011), la cual incluye dos aspectos de prevención: la primaria, que abarca estilos de vida saludable (lactancia materna, actividad física, reducir sobrepeso
y consumo de alcohol).
La prevención secundaria que contempla la detección temprana: examen mensual a partir de los 20 años, examen clínico anual a los 25 años y mastografía cada dos años en mujeres de 40 a 69 años. Afirmó que esta Norma fue actualizada en el año 2011 y un punto que se sugiere se incorpore es el relativo al uso de hormonas para la menopausia como un factor de riesgo, “no se trata de no utilizarlas, sino de no ofrecerlas de manera indiscriminada y
sólo para los casos que efectivamente lo requieran”.
Respecto a cuál es la forma más precisa para detectar esta enfermedad, indicó que la autoexploración de manera mensual es indispensable, a esto se suma la combinación de ultrasonido y mastografía, “uno no sustituye al otro, al utilizar ambas tecnologías se incrementa la especificidad de la prueba lo que contribuye a una detección oportuna”, concluyó.
DZ
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